Juan Jose Calatayud vino a San Luis Potosi alla por 1986 a dar un concierto en el Teatro de la Paz, despues de ahi no recuerdo otra vez que haya regresado con su arte y su forma tan especial de hacer el jazz,-tan humoristico, tan especial,- sin tanta egolatria y pedanteria.
Juan Jose es parte fundamental en el quehacer del jazz en México, toco en todas las plazas habidas y por haber en nuestro pais, llevando primero con el grupo 3.1416, esa forma "sui generis" de tocar el jazz, aunque él decia que su pasion era la musica clasica lastima, murio en el 2003, dejando un legado importante en la escena del jazz en México.
Prueba de ello es esta primera parte del concierto en el Teatro de la Paz, es una joya historica de la musica, descarguela y conservela por mucho tiempo. La grabacion tiene algunos defectos, pero vale la pena tenerla.
Trascribimos algunos comentarios publicados por Jose David Cano del Fondo de Cultura Economica, es una entrevista antes de que Juan Jose Calatayud muriera.
"Como músico y jazzista, Juan José Calatayud fue excepcional; como persona, lo fue aún más. Veracruzano al fin y al cabo, traía en la sangre la alegría de vivir, el buen trato, la generosidad, pero, y sobre todo, el gusto por compartir y contar anécdotas. Era cuestión de sentarse con él y preguntarle algo para que el maestro hurgara en su memoria y respondiera.
Al menos es lo que sostiene Antonio Malacara Palacios -y el lector puede corroborarlo- en Juan José Calatayud / Un modelo para armar, la biografía que comenzó el periodista junto con el propio músico antes de que éste falleciera en marzo de 2003. Si ha tardado tanto en salir este libro -puntualiza Antonio Malacara en entrevista- ha sido por varias razones. Primero, porque habían quedado huecos, ya que suspendimos el trabajo desde unos meses antes por sus padecimientos y por la sobrecarga de trabajo (que afortunadamente siempre tuvo y que lo mantenía ocupado). Gloria, su ya viuda entonces, me pidió que esperara un poco pues la muerte del maestro era aún reciente.
Así lo hizo; luego de dos años y medio, le volvió a plantear que continuaran con la biografía y dijo que, ahora sí, adelante.
-Retomamos entonces el trabajo. Quería hablar con Gloria porque había cuestiones que sólo ella sabía y que no pude abordar con Calatayud; esa parte de la vida personal que vivió junto a Juan José, sobre todo después del accidente que tuvo en 1965, y que fue cuando el músico quedó sin movilidad en las piernas. Necesitaba abordar esta parte (sin caer en los excesos de Paty Chapoy, por supuesto), conocer cómo o cuáles fueron sus reacciones después de algo tan fuerte; imagínate para un pianista perder la movilidad de los pies, ya no poder hacer uso de los pedales (lo que implicó que él tuviera que inventar su propia técnica para enfatizar las notas, sin el auxilio de éstos)... Y luego más en un caso como el de Calatayud, que era de una escuela, de un clasicismo total. Llenar estos y otros huecos era importante para que quedara completa esta biografía. Otra de las razones por las que tardó en aparecer es que también me enfermé del corazón, y me tuvieron que operar. Pero tampoco importa que tardara; después de todo, Calatayud sigue vigente, es pieza clave, piedra angular del movimiento del jazz en México.
-Después de leer lo que cuenta Calatayud no queda duda que, por encima del jazz, él amaba la música clásica... De hecho hasta parece que, por decirlo de alguna forma, cayó de rebote en el jazz...
-Pudiera parecer, es verdad; de hecho, él da a entender que se dedica de lleno al jazz al quedar inmovilizado e impedido de usar los pedales... Pero si te fijas, cuando él escucha a Gershwin que- da como atrapado por los códigos de este músico, quien fuera uno de lo primeros grandes músicos de concierto de Estados Unidos, y que fusionaba los códigos del jazz con los códigos academicistas. Ahora, no sé si de rebote o no, lo que sí puedo decir es que es innegable que si se dedica de lleno al jazz es porque no podía dedicarse a la música clásica que fue su pasión; incluso lo pongo en la introducción: su pasión, máxima, primera, fue la música clásica.
-¿Qué significó para México el nom- bre de Juan José Calatayud y un grupo como 3.1416?
-3.1416 significó un vuelco en cuan- to al ímpetu y la energía que estaban perdiendo las vacas sagradas del jazz en aquel momento... Aunque Calatayud no es de los primeros en la camada del jazz moderno mexicano, pues ésta empezó (más o menos) a finales de los años cuarenta, él llega como a refrescar, llega con un ímpetu y un arrojo tremendo, aunque nunca quiso hacer cosas más allá de lo que fue el jazz tradicional. Un ejemplo para mostrar su arrojo, su valía, es que en el primer disco de 3.1416 él grabó algo de Thelonious Monk, que eso ya de por sí era un riego muy grande, porque no cualquiera lo hacía. Pero él nunca quiso en realidad arriesgar más, no por cobardía o algo por el estilo; él disfrutaba este tipo de jazz, era lo que lo llenaba, y hasta el último instante de su vida eso fue lo que tocó. Y lo hizo muy bien. Por eso pongo en una parte del libro que, al menos a mí, y estoy seguro que para mucha gente, nos hizo reentender el concepto de jazz tradicional. Para muchos significó eso: revalorar la tradición del jazz... Además, lo veías en el escenario y lo hacía con una energía enorme; en el escenario él vibraba.
Dice Antonio Malacara Palacios que el de Calatayud fue un caso raro, atípico, en el jazz mexicano, ya que en vida, a diferencia de otros músicos, él sí fue valorado. Ha habido gente tremendamente talentosa, como Héctor Hallal (el Árabe), Mario Patrón o Víctor Ruiz Pazos, que no fueron, ni han sido, valorados en vida, y Calatayud sí lo fue. Claro que tuvo que haber sido más valorado, pero él era buscado por la prensa, era requerido por empresarios, era un señor que tenía trabajo todo el año; es decir, un jazzista reconocido que logró grabar, aunque de una forma independiente, como la mayoría de los discos en aquel entonces, y como aún se sigue haciendo hoy. Y no sólo tuvo el reconocimiento de los amigos, sino también de un amplio público que sabía de él y que lo respetaba.
-Es una lástima que las compañías disqueras lo hayan desperdiciado...
-Así es; no nos vayamos lejos, esos tipos lo único que les interesa es ganar dinero. Y el jazz no les iba a dar eso... A ellos les deja más dinero invertirlo en un banco que invertirlo en un jazzista. Por eso no lo hicieron con él, ni tampoco lo hacen con alguien más. Si no estoy mal, el último disco de jazz que salió en una gran empresa disquera fue el de Los pintores de Sacbé, y eso fue hace más de diez años. Todo lo demás que ha salido de jazz en México y de jazzistas mexicanos aparece en pequeñas compañías independientes, o de plano ellos lo editan con su dinero; no es de extrañar que Calatayud editara sus discos en pequeñas compañías disqueras como Pentagrama, o que él mismo tuviera que editar sus propios discos."
Al menos es lo que sostiene Antonio Malacara Palacios -y el lector puede corroborarlo- en Juan José Calatayud / Un modelo para armar, la biografía que comenzó el periodista junto con el propio músico antes de que éste falleciera en marzo de 2003. Si ha tardado tanto en salir este libro -puntualiza Antonio Malacara en entrevista- ha sido por varias razones. Primero, porque habían quedado huecos, ya que suspendimos el trabajo desde unos meses antes por sus padecimientos y por la sobrecarga de trabajo (que afortunadamente siempre tuvo y que lo mantenía ocupado). Gloria, su ya viuda entonces, me pidió que esperara un poco pues la muerte del maestro era aún reciente.
Así lo hizo; luego de dos años y medio, le volvió a plantear que continuaran con la biografía y dijo que, ahora sí, adelante.
-Retomamos entonces el trabajo. Quería hablar con Gloria porque había cuestiones que sólo ella sabía y que no pude abordar con Calatayud; esa parte de la vida personal que vivió junto a Juan José, sobre todo después del accidente que tuvo en 1965, y que fue cuando el músico quedó sin movilidad en las piernas. Necesitaba abordar esta parte (sin caer en los excesos de Paty Chapoy, por supuesto), conocer cómo o cuáles fueron sus reacciones después de algo tan fuerte; imagínate para un pianista perder la movilidad de los pies, ya no poder hacer uso de los pedales (lo que implicó que él tuviera que inventar su propia técnica para enfatizar las notas, sin el auxilio de éstos)... Y luego más en un caso como el de Calatayud, que era de una escuela, de un clasicismo total. Llenar estos y otros huecos era importante para que quedara completa esta biografía. Otra de las razones por las que tardó en aparecer es que también me enfermé del corazón, y me tuvieron que operar. Pero tampoco importa que tardara; después de todo, Calatayud sigue vigente, es pieza clave, piedra angular del movimiento del jazz en México.
-Después de leer lo que cuenta Calatayud no queda duda que, por encima del jazz, él amaba la música clásica... De hecho hasta parece que, por decirlo de alguna forma, cayó de rebote en el jazz...
-Pudiera parecer, es verdad; de hecho, él da a entender que se dedica de lleno al jazz al quedar inmovilizado e impedido de usar los pedales... Pero si te fijas, cuando él escucha a Gershwin que- da como atrapado por los códigos de este músico, quien fuera uno de lo primeros grandes músicos de concierto de Estados Unidos, y que fusionaba los códigos del jazz con los códigos academicistas. Ahora, no sé si de rebote o no, lo que sí puedo decir es que es innegable que si se dedica de lleno al jazz es porque no podía dedicarse a la música clásica que fue su pasión; incluso lo pongo en la introducción: su pasión, máxima, primera, fue la música clásica.
-¿Qué significó para México el nom- bre de Juan José Calatayud y un grupo como 3.1416?
-3.1416 significó un vuelco en cuan- to al ímpetu y la energía que estaban perdiendo las vacas sagradas del jazz en aquel momento... Aunque Calatayud no es de los primeros en la camada del jazz moderno mexicano, pues ésta empezó (más o menos) a finales de los años cuarenta, él llega como a refrescar, llega con un ímpetu y un arrojo tremendo, aunque nunca quiso hacer cosas más allá de lo que fue el jazz tradicional. Un ejemplo para mostrar su arrojo, su valía, es que en el primer disco de 3.1416 él grabó algo de Thelonious Monk, que eso ya de por sí era un riego muy grande, porque no cualquiera lo hacía. Pero él nunca quiso en realidad arriesgar más, no por cobardía o algo por el estilo; él disfrutaba este tipo de jazz, era lo que lo llenaba, y hasta el último instante de su vida eso fue lo que tocó. Y lo hizo muy bien. Por eso pongo en una parte del libro que, al menos a mí, y estoy seguro que para mucha gente, nos hizo reentender el concepto de jazz tradicional. Para muchos significó eso: revalorar la tradición del jazz... Además, lo veías en el escenario y lo hacía con una energía enorme; en el escenario él vibraba.
Dice Antonio Malacara Palacios que el de Calatayud fue un caso raro, atípico, en el jazz mexicano, ya que en vida, a diferencia de otros músicos, él sí fue valorado. Ha habido gente tremendamente talentosa, como Héctor Hallal (el Árabe), Mario Patrón o Víctor Ruiz Pazos, que no fueron, ni han sido, valorados en vida, y Calatayud sí lo fue. Claro que tuvo que haber sido más valorado, pero él era buscado por la prensa, era requerido por empresarios, era un señor que tenía trabajo todo el año; es decir, un jazzista reconocido que logró grabar, aunque de una forma independiente, como la mayoría de los discos en aquel entonces, y como aún se sigue haciendo hoy. Y no sólo tuvo el reconocimiento de los amigos, sino también de un amplio público que sabía de él y que lo respetaba.
-Es una lástima que las compañías disqueras lo hayan desperdiciado...
-Así es; no nos vayamos lejos, esos tipos lo único que les interesa es ganar dinero. Y el jazz no les iba a dar eso... A ellos les deja más dinero invertirlo en un banco que invertirlo en un jazzista. Por eso no lo hicieron con él, ni tampoco lo hacen con alguien más. Si no estoy mal, el último disco de jazz que salió en una gran empresa disquera fue el de Los pintores de Sacbé, y eso fue hace más de diez años. Todo lo demás que ha salido de jazz en México y de jazzistas mexicanos aparece en pequeñas compañías independientes, o de plano ellos lo editan con su dinero; no es de extrañar que Calatayud editara sus discos en pequeñas compañías disqueras como Pentagrama, o que él mismo tuviera que editar sus propios discos."